4/19/2006

1.- Los sambas de Paulinho da Viola


Mente a meu coração
que cansado de sofrer
só deseja adormecer na palma de tua mão...


Sin apartarse de la tradición, bebiendo de ella, de su amado Cartola (en la foto), de Nelson Cavaquinho, Ze Keti, Carlos Cachaça, Paulinho ha sabido modernizar el samba resistiendo a la venenosa influencia de la Bossa Nova, música burguesa, hecha por universitarios que conquistó el mundo al precio de perder su raiz.

Los sambas de Paulinho son tranquilos, elegantes, atravesados por metáforas esenciales del tiempo: ríos, lunas, mares que se reinventan en la batida antigua de un simple tamborim, de una cuica, de un pandeiro.

Dejarse prender por un samba de Paulinho es acostar la cabeza sobre el pecho de Brasil, escuchar ese latido que no es africano, ni europeo. Es de los árboles, de las plantas, las estrellas que gravitan en el centro de su bandera.

Paulinho es también un gran chorão, gran instrumentista, a veces al cavaquinho, con melodías nocturnas como el maravilloso "Choro negro". Samba y Choro son parientes cercanos. Noel y Pixinguinha se encuentran en Paulinho, hombre arbol de muchas raizes, de un tronco fuerte que extiende sus ramas hacia el cielo.