4/25/2006

7.- La novela de las ocho


La novela de las ocho empieza a las nueve. Hubo de haber un tiempo en que empezaba las ocho, por eso se llama así. La pasan por la Globo, una cadena sinuosa, que quita y pone al presidente de la nación a su antojo. Ese tremendo poder, creo yo, no le viene del apoyo de los empresarios como piensa, optimistamente, la izquierda. Ese poder le viene de la novela de las ocho, esas historia río que de lunes a sábado sustituye a la vida.

Son historias de ricos y pobres, con decenas de actores de continuidad, que recrean universos cercanos para el brasileiro, y pronto para el ave migratoria que se asoma desdeñosa al principio, curiosa despues, viciada luego. Hoy se venden a más de treinta países, porque han conseguido cierta universalidad a fuerza de mirarse el ombligo.

La novela de las ocho puede llegar a tener cientos de capítulos. Durar meses, años. El tiempo de su vigencia sus estrellas son los amos de la escena nacional. Desfilan de porta-estandartes en el carnaval, sacuden las porterías de comentarios con sus romances, y hasta influyen en el peinado. Una vez escuché en una peluquería a un chica pedir un corte de pelo como el de Debora Falabello en Senhora do Destino.

Alienadoras y poéticas, no han de dejarse pasar si se quiere pensar y sentir el Brasil desde dentro.